historia casa de poesía

En 1919 el escritor, editor, periodista, educador y humanista, Joaquín García Monge creó la revista Repertorio Americano. Esta revista fue concebida en el viaje de García Monge a Nueva York, cuando tuvo que salir de Costa Rica debido a la represión creada hacia su persona durante la dictadura de los Tinoco. García Monge informó a algunos amigos acerca de lo que quería hacer al unir el alma latinoamericana. Fue editor de este proyecto por más de treinta años, hasta que la muerte tocó a su puerta en 1958. Su publicación se dio de forma ininterrumpida a lo largo de todos esos años, en los que logró sostener el sueño con el fin de crear un concepto de unidad en el pensamiento de América Latina.

Repertorio Americano tocaba temas de democracia, justicia e igualdad, así como temas literarios de su contemporaneidad. Además, por muchos años, también publicó libros de autores que nunca hubiesen sido conocidos en Costa Rica, ni en otros países de América, de no ser por la entrega y dedicación de este gran maestro. Fue un oasis para que muchos escritores, pensadores, políticos y humanistas diesen a conocer su pensamiento, lugar de correspondencia donde el intercambio de visiones y literatura comenzó a provocar un cambio en la época.

Durante más de treinta años, los lectores de Repertorio Americano en toda América comenzaron a observar y estudiar lo que se hacía en los otros países, los intelectuales comenzaron a devorar libros de escritores internacionales, tomos de la revista, así como indagar otros proyectos de grandes gestores de su tiempo. De esta forma se empezó a dar el intercambio entre creadores, se visitaban entre ellos y atendían desde su sensibilidad artística las necesidades de los pueblos. Escritores como Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Alfonso Reyes y Alfonsina Storni mantuvieron un vínculo muy cercano con Joaquín.

En Costa Rica Joaquín García Monge publicó y dio a conocer al mundo a Eunice Odio, Max Jiménez, Julián Marchena, entre muchos otros. Además en su ideal de justicia y solidaridad con el prójimo mantuvo en Costa Rica una gran amistad y compromiso con Carmen Lyra, Carlos Luis Sáenz, Manuel Mora Valverde y Rómulo Betancur. De este importante grupo surge el compromiso social a través de la creación de la Caja Costarricense del Seguro Social, el Código de Trabajo y las Garantías Sociales, reformas que transformaron el destino de Costa Rica.

El legado de estos padres de la patria fue otorgado a la conocida generación de los 40 (Joaquín Gutiérrez Mangel, Fabián Dobles, Yolanda Oreamuno, Carlos Luis Fallas, Adolfo Herrera, José Marin Cañas), un grupo de escritores, intelectuales y artistas que sostuvieron la bandera de la transparencia a lo largo de sus vidas. Muchos de ellos, como Joaquín Gutiérrez, conocieron a García Monge de pequeños, y García Monge además de prestarles libros, les brindó la oportunidad de publicar sus inquietudes, como sucedió con Joaquín Gutiérrez cuando publicó el ensayo Una teoría sobre el billar literario que hablaba acerca de cómo la política y la literatura debían confluir en cierto punto y de cómo la literatura se asemejaba al juego de billar. Otro ejemplo de ello es que la obra literaria Gentes y Gentecillas, de Carlos Luis Fallas, fue publicada por primera vez en Repertorio Americano.

Años más tarde, ya fallecido don Joaquín García Monge, sus pupilos Joaquín Gutiérrez y Fabián Dobles se dieron a la tarea de conceder a los jóvenes de esa época todo el aprendizaje heredado. De ahí el humanismo presente en sus obras literarias. Pero además crearon grandes lazos de amistad con alumnos y jóvenes, como lo fue el caso de los fundadores de Casa de Poesía, los poetas Norberto Salinas y Rodolfo Dada.

Hacia finales de los años 90, Norberto Salinas y Rodolfo Dada decidieron desarrollar un proyecto, inspirado en el legado de Joaquín Gutiérrez y Joaquín García Monge, que uniría a las casas editoriales y los escritores más influyentes de América Latina. En él se daría el espacio para el intercambio literario y el diálogo entre los creadores y público en general. Al sueño se le bautizó con el nombre de Literatura Digital y el medio de difusión sería vía Internet. En 1998 Norberto Salinas fue invitado a participar en el Festival Internacional de Poesía de Bogotá en donde expuso el proyecto Literatura Digital y meses más tarde lo hizo en la Casa de los Tres Mundos en Granada, Nicaragua. Mucha gente se mostró interesada, sin embargo las empresas, que eran las que tenían la posibilidad económica de llevarlo a cabo, tenían desconfianza de Internet en esa época. Por esta y muchas razones más fue que Literatura Digital quedó en reposo temporal.

Para ese mismo tiempo, Fernando Rendón, Director del Festival Internacional de Poesía de Medellín, debía desarrollar un proyecto de impacto regional, pues su festival corría el riesgo de perder el financiamiento de las organizaciones europeas, pues debían invertir en proyectos de la naturaleza regional. Por esta razón Rendón contactó a Salinas y a Dada con el fin de involucrarlos en un esfuerzo regional para conseguir el financiamiento en conjunto. De esta forma Costa Rica se lanzó, en el 2001, a desarrollar el Festival Internacional de Poesía.

Durante el primer año del Festival los poetas internacionales que participaron se pagaron sus propios pasajes y asistieron cubriendo sus gastos para abrir un espacio esencial en la cultura del país. Para aquel entonces la organización estaba integrada por un grupo de poetas nacionales, quienes colaboraron en todo para echar a andar el proyecto.

El primer paso fue comenzar por los colegios y las escuelas de las comunidad con el fin de ir sembrando el futuro sensible, analítico y creativo de cada pueblo. Esas primeras comunidades del país en albergar poetas fueron San José a cargo de la sede central del Festival, Hatillo a cargo del Taller Literario de Hatillo y Belén a cargo del Grupo Guapinol. Estas comunidades se convirtieron en sedes permanentes del Festival. Con muchas dificultades económicas y personas en contra de su desarrollo, el Festival fue abriendo nuevas sedes y consolidándose como el evento lírico más importante del país. Sin importar los problemas, el Festival se sostuvo año con año, llevando a los poetas contemporáneos más significativos del mundo a desarrollar talleres con los jóvenes y pobladores de las comunidades.

El segundo Festival contó con la integración y el apoyo de doña Julieta Dobles Yzaguirre, quien en conjunto con Norberto, Rodolfo y otros compañeros constituyeron una asociación que se llamó Casa de Poesía. Doña Julieta, por su trascendencia literaria y académica, se convirtió en un pilar de la organización. Asimismo, las sedes de Alajuela, San Ramón, Turrialba, Guanacaste y Pérez Zeledón abrieron sus puertas para que el Festival entrara en el corazón de sus pueblos.

Con el segundo Festival nació la iniciativa del proyecto Libro Fresco, el cual proponía publicar un libro por cada poeta invitado, para ser vendido a precio costo, con el fin de que la mayoría de los públicos de la poesía pudieran adquirir las obras de los poetas provenientes de distintas partes del mundo. Los libros se siguieron publicando y las sedes siguieron acogiendo al Festival durante los años siguientes.

El quinto Festival empezó a abrir un espacio en las cárceles. Cocorí, Buen Pastor, Reforma y Adulto Mayor fueron los primeros centros en recibir la oportunidad de participar, como espectadores, en lecturas de poesía y conversatorios liderados por poetas jóvenes del país. Asimismo se pidió un permiso especial al Ministerio de Justicia para sacar a nueve poetas del Centro Penal La Reforma, miembros del taller literario que dictaba Paola Valverde Alier, para que dieran un recital público en San José. Ese mismo año se abrió la sede de Heredia y se unió a las filas de Casa de Poesía el Taller Literario Netzahuatcoyotl, quienes además de acoger a un poeta en su comunidad, efectuaron una lectura masiva para estudiantes de colegio (1200 personas) en el Palacio de los Deportes.

Una vez concluido el quinto Festival, al haber miembros y sedes nuevas apoyando la iniciativa y los ideales, se realizó un análisis profundo en cuanto a los procesos de comunicación de la organización. Al ver que el Festival estaba creciendo de una manera desmesurada y que cada vez más sedes querían integrarse hubo que buscar un ordenamiento para profesionalizarlo. Una de las decisiones importantes fue comenzar el proceso de constituir la fundación.

Para el sexto Festival se ampliaron las sedes con la incursión de Monteverde, lugar en que se realizó la inauguración regional del séptimo Festival al siguiente año, en el 2008. El séptimo Festival abrió el espacio para dar a conocer a poetas de lengua árabe y africana. También para la séptima ocasión se abrió el espacio para la sede de Limón Centro y Talamanca. Para esta misma edición el poeta hondureño Dennis Ávila se unió al Festival, creando un vínculo entre Costa Rica y la poesía contemporánea centroamericana.

Así el Festival fue consolidándose y tomando forma de gigante. Después de trece años llevándolo a cabo Fundación Casa de Poesía se propone un reto mayor, el reto de desarrollar una fundación integral que incluya el sueño de Literatura Digital, la Editorial Casa de Poesía, la Casa de la Poesía (sede física), el proceso de crear talleres permanentes de poesía en las sedes, las cárceles y los colegios, el impulso de proyectos alternos (museo de la poesía, feria itinerante de libros y biblioteca de la poesía), la investigación psicológica del impacto de la poesía a nivel creativo y de autoestima en los seres humanos (poesía terapia) y la incursión del turismo cultural como método de financiamiento al gran proyecto de la Fundación que es el Festival, así como la apertura de un nuevo nicho de mercado para el turismo.

Con dicho plan se retomará la lucha de los padres de la patria y se forjará Costa Rica, por la corta distancia entre sus ciudades, como un modelo a seguir por parte de las otras naciones. Un modelo que formará líderes consientes, analíticos y sensibles ante la justicia de sus pueblos. A través de la imagen de don Joaquín García Monge y sus amigos más cercanos se empuñará la bandera de la solidaridad, bandera que permanecerá izada indeleblemente en la mente de quienes crean en este sueño.